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sábado, 1 de septiembre de 2007

FIN DE FERIA 2007

El balance de la Feria de San Agustín, para nuestra Agrupacion Musical ha sido bastante positivo. Teníamos retos importantes por delante: dos conciertos y una corrida de Toros, que para una Banda que no es profesional suponía toda una incógnita. Llevamos un año con innumerables escollos que se han superado magistralmente y al final de todo a mí me queda el regusto de pensar que ha triunfado la música, reto que todos los que conformamos la Agrupación Musical de Linares nos hemos propuesto hace algún tiempo. Para que este proyecto vaya cristalizando ha sido imprescindible limar muchas asperezas, hacer un frente común a una idea que siempre nos ha rondado: si en Linares hay muy buenos músicos, por qué no podemos hacer una Banda que no tenga complejos ante nadie.
Los músicos nos han dado una lección. Cuando el 28 de agosto a las 13:00, en un pabellón poco adecuado para el momento, sonaba la primera nota, se respiraba la tensión, la inexperiencia, era el primer paso de una historia, una historia que conforme avanzaba la ejecución se tornaba emocionante, la música se abría paso con un cóctel de emociones difícil de narrar, músicos y público se unían en un halo de misticismo que venía directamente de sus corazones, de su generosidad, de su arte, en fin, de su alma. Me habéis emocionado y conmigo a un montón de gente, nadie puede ponerle precio a esos momentos, así la huella que deja es también imborrable, es, en definitiva, el alimento del alma.
Después de muchos años, cuando nuestra querida banda a las 18:30 inciaba el camino al coso de Santa Margarita, con las notas del Pasodoble que D. José Franco dedicó al torero Martín Agüero por su triunfo en la feria de Logroño de 1925, otros recuerdos llegaron a mi pensamiento. Había escuchado tararear en muchas Fiestas de Santa Cecilia ese pasodoble, pero desconocía su esencia, su grandiosidad, el por qué. En ese momento descubrí la grandeza de un pasodoble que ha sobrevivido a su destinatario, que hoy sigue vigente con la misma fuerza que el primer día, un gran pasodoble que nos llevaba en volandas a la primera de feria que recordaba el sesenta aniversario del malogrado Manolete. Una centenaria banda se dirigía, bajo la batuta de su joven maestro, a deleitar a los aficionados taurinos con sus pasodoble toreros.
Hoy, finalizamos la feria con el orgullo de saber que el trabajo bien hecho ha servido para algo, poque aquí no hay vencedores ni vencidos, ni mejores, ni peores, ni buenos ni malos, aquí hay una idea que todos anhelamos y es que la música sea el alimento del alma, para que esto ocurra todos tenemos que navegar en la misma dirección, cada uno tenemos que poner nuestro granito de arena. Sé que hoy hay mucha gente feliz, gente que ha hecho posible que nuestro proyecto siga su curso y desde aquí quiero daros mi más cordial enhorabuena por vuestro efuerzo y, sobre todo, por vuestra generosidad.